Esta semana en Helados Miquel hemos empezado, como tantos otros negocios, la reapertura tras estas semanas de confinamiento. Es un sentimiento extraño porque sólo han sido dos meses pero nos ha parecido una eternidad, y han sucedido muchas cosas, demasiadas, y hemos tenido que ver la mayoría con una gran impotencia a través de la ventana.
El estado de alarma nos cogió, como a todos, con el pie cambiado. De la noche a la mañana el cierre total de nuestros locales sin saber en qué acabaría todo esto ni cuándo. De repente todo era un caos: locales en pleno proceso de apertura, como Zahara de los Atunes y otros empezando la temporada, como Carmona, y el obrador a pleno rendimiento preparando los almacenes para la Semana Santa. ¿Qué os voy a contar? Seguro que la mayoría habéis vivido situaciones similares.


El caso es que, conforme pasaban los días, hemos ido descubriendo cosas aterradoras pero también cosas maravillosas. Cómo en un instante todo puede cambiar y la vida puede ponerse del revés, y cómo, a la vez, el cariño de tu gente y los momentos vividos con ellos, son las pequeñas cosas que a la hora de la verdad suponen la diferencia en nuestras vidas.
El interés y las muestras de cariño de tantos y tantos amigos que os habéis puesto en contacto con nosotros a lo largo de estos meses nos han mantenido con la moral alta: Cuando empezamos a darnos cuenta de que esto iba para largo, y decidimos poner en marcha TeleMiquel, habéis seguido pidiendo y confiando en nosotros para alegrar vuestras veladas caseras. Llegó feria ¡ay nuestras ferias!, y quisimos compartir parte de ese cariño con los que peor lo están pasando con nuestra campaña Pulseras Solidarias, y gracias a vosotros ha sido todo un éxito tanto en Mairena como en El Viso.

Ahora empieza eso que llaman la nueva normalidad, empezamos a abrir poco a poco, y aunque aún estamos dentro de la pesadilla, en la familia de Miquel nos sentimos más queridos y afortunados que nunca por saber que ahí, al otro lado del mostrador, tenemos grandes amigos.